El amanecer del Colibrí

publicado en: Piedra, Cuentos Despistados | 0

 

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Hace mucho tiempo, tanto que hasta los más ancianos no pueden recordar existía un mundo de maravillosa luz. El mundo se impregnaba de los colores más admirables que la diosa naturaleza nos podía regalar para nuestro deleite.

Las plantas crecían con la vitalidad del agua que las impregnaba y de la luz del sol que las acariciaba. La armonía era perfecta y a cada animal, la sabia naturaleza le ofrecía con esmero aquello que necesitaba.

La alegría se sentía en cada amanecer y cada amanecer era una sonrisa y cada animal, cada planta, cada rayo de luz…sonreían a ese amanecer.

Todo danzaba al son magistral de la vida.

Sin embargo, como en cada cuento, siempre sucede algo que perturba la paz y la alegría.

Los amaneceres se sucedían preciosos y armoniosos pero un día todo empezó a empeorar. El amanecer un millón ciento treinta y cinco mil se presentó con una niebla espesa y abundante que dificultaba ver los rayos del sol. El rumor se propagó como la pólvora y en cualquier rincón de la selva, del bosque, del mar…sus habitantes se preguntaban: ¿Por qué?

Los colores se sentían opacos y, aunque la vida, seguía aparentemente su curso; el ambiente se iba enrareciendo y la preocupación iba invadiendo cada corazón.

Nadie sabía dar una respuesta al problema.

    • Se preguntó al SOL amante de la luz y nada supo que decir.

    • Se preguntó al mar infinito y sereno y nada supo que explicar.

    • Se preguntó a los bosques y nada pudieron resolver.

La niebla se fue oscureciendo hasta que el mundo se fue sumiendo en una profunda oscuridad.

Las preguntas siguieron viajando a través de los mares… llegando a los oídos del ANCIANO DELFÍN que no supo que decir.

Los enigmas atravesaron las grutas más antiguas hasta acariciar al OSO TROVADOR que no supo que cantar.

Los susurros volaron al viento hasta llegar la corazón del pequeño COLIBRÍ, que sintió y durmió…durante un día, una semana, un ano…después ,de repente, despertó y voló en silencio y sintió la noche y el silencio. Sintió el viento y el rumor del agua. Sintió la vida sin verla, sin sus colores… Sintió la Luna y las Estrellas que antes estaban apagadas y tenues…por el SOL brillante y poderoso.

Fue así como la noche apareció en el mundo silenciosamente pero siempre acompañada del alma.

Y El Colibrí siguió repartiendo el secreto de la noche hasta llegar a cada rincón del Mundo.

Y Colorín colorado este cuento se ha acabado.

Ilustración: Juan Palacio

Texto: Jose Paniagua

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