Azules nubes surcan el cielo.
Caricias suaves vienen a mi y así
me siento verde y acelero mi corazón.
La vida sigue siendo aquello que no
entreveo con la punta de mis dedos.
Disfruto del aire puro que rodea
los labios rosados del amor.
Mi coche azul se estremece y suspira
mientras los pulmones se me hinchan a
una velocidad superior a la de la luz.
Vuelan las gaviotas despistadas
que ansían descubrir la libertad
con las alas bien abiertas.
Nuevos surcos de vida se labran
en el horizonte a la vez que las gallinas
retroceden un paso y se piensan el salto mortal.
Descubriendo países lejanos rejuvenezco
y me siento dispuesto a salir disparado como una
nave espacial. Mi vida es soñar con el viento
que acaricie mi libertad y me abandone en el
desierto solitario de la esperanza.
Un beso vuela y lo recojo con mis labios.
Y así continuo este viaje saltando de piedra
en piedra y de charco en charco hasta llegar
a las montañas enigmáticas del sueno eterno.
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