El vuelo

publicado en: Piedra, Cuentos Despistados | 0

el vuelo 2

El maestro le miró a los ojos convencido de que el cambio estaba a punto de llegar a su corazón.

Indagó con una mirada sincera en el interior de su alma y abrazándole con delicadeza le dejó llorando.

El llanto purifica el alma – le dijo.

Tras esas palabras el maestro partió y el discípulo se quedó sumido en la soledad de las reflexiones más profundas y humanas.

Sintiéndose a si mismo durante aquel tiempo presente fue cuando sus emociones empezaron a encauzarse y sus dudas y miedos a evacuar su alma. Fue en ese preciso momento cuando comenzó a sentir el verdadero latir de su corazón.

De esa manera recibió el precioso regalo del amor y el significado del presente como la luz de la vida.

Todo sucedió en un tiempo fugaz vivido en el aquí y en el ahora; después se levantó con gran serenidad y caminando hacia el final de la estancia se encontró con la puerta de su corazón. La abrió para disfrutar del momento presente y fue sólo entonces cuando comenzó a sentir una transformación que le fue despertando suavemente de su largo letargo. Entonces abrió los ojos de su interior y descubrió que siempre había sido único e irrepetible. Auténtico.

Su mirada parecía haberse tornado más verdadera y su sonrisa irradiaba paz y luz infinita. Sus ojos se cerraron para degustar el inicio de una nueva era y cuando los volvió a abrir, para su sorpresa, se había convertido en serpiente emplumada tal y como los ancestros mayas la habían descrito una vez. Una serpiente con un maravilloso plumaje que le ofrecía el don de volar en las alturas.Un ser diferente unido por el cielo y la tierra. Lo divino y lo cotidiano .

Fue así como jamás tuvo miedo de abrir su corazón de nuevo y cuando realmente pudo, de una vez por todas, liberar sus dudas y sus miedos. Sus monstruos.

Hace tiempo que sucedió esta historia y me lo he encontrado muchas veces después; algunas de ellas le he visto llorar aunque siempre con una sonrisa en su rostro.

Es todo amor y siempre le he seguido viendo volar como serpiente emplumada. A veces, llega tan alto que incluso puede rozar con sus labios los rayos del sol.

FIN

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *