Noches han pasado desde aquella maldición. Noches horrendas y de desesperación. Noches de angustia y miedo.
Verídicus nunca olvidó aquel desafío que le enfrentó a San Patricio. Repudiando todo signo de benevolencia fue maldecido a vivir en las Tinieblas.
Fue así como descubrió, sin quererlo, la angustia de no poder escapar de esa tortura.
Desde que aquella luna llena le hubiera desvelado el horror de su instinto animal, de su fanatismo por seguirla, adorarla. Nunca más fue el mismo.
Han pasado muchas lunas desde entonces y él ha ido sobreviviendo a la Muerte; aunque le habría gustado darle la mano en cualquier momento, sin dudarlo, y desaparecer.
Hoy, en el año 2011 de nuestra era, Verídicus sigue enfrentándose a sus instintos. Hoy sigue huyendo de su pasado y se pregunta:
– ¿Por qué? – con una angustia y arrepentimiento difíciles de describir.
Cada noche de luna llena Verídicus se transforma y se vuelve loco, inundándose de los instintos que finalmente le desbordan.
Ahora cada mal pensamiento le hace actuar en consecuencia, le hace convertirse en un animal desbocado y malvado que deforma su alma durante un momento eterno para entregarse a las Tinieblas.
Primero la locura y más tarde la inconsciencia de no saber que sucedió. Algo horrendo pasó y sin embargo se despierta bañado en sudor como si de un mal sueño se tratase.
Una pesadilla de la que nada recuerda.
Y lo peor de todo está por llegar porque al despertarse se mira al espejo viendo sus ojos enrojecidos que le delatan como vil agresor.
Texto: Jose Paniagua
Ilustración: Hilke R.
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